domingo, 21 de febrero de 2010

ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES DEL MUNDO CLÁSICO:


22-02-2010
LAS ESPARTANAS Y LA GUERRA
Era frecuente ver a las mujeres espartanas en los campos de batalla tras la celebración del combate revolviendo los cadáveres de sus esposos y sus hijos para asegurarse de que las heridas de que las heridas que les habían producido la muerte las habían recibido de frente, cara a cara. Una vez convencidas de que sus hombres habían sucumbido valientemente, marchaban orgullosas a presdir los entierros.
Esta "neurosis guerrera" queda palpable en la breve carta de una madre a su hijo, superviviente de una batalla: "corren siniestros rumores acerca de tu comportamiento en la batalla: hazlos cesar o cesa de vivir".
08-02-2010
COMAM FICTICIAM PONI "ponte peluca"
Los romanos sintieron auténtico horror por la calvicie. Sabemos que el emperador Calígula, al pasear por la calle, no permitía que nadie lo mirara desde lo alto porque se avergonzaba de ser calvo. Julio César lo disimulaba llevando una corona de laurel. Otros se hacían extraños peinados con tal de taparse las zonas calvas y recurrían a pelucas o usaban cosméticos del color de su cabello. Igualmente existían recetas cuya finalidad era impedir la caída del pelo. Una de ellas: "frotar con sosa las partes en las que el cabello ha caído, y luego aplicar una infusión de vino, azafrán, pimienta, vinagre, laserpicio y excremento de ratón". Otro remedio muy extendido era el de untar grasa de oso.
01-02-2010

AUDERE EST FACERE

 
Esta semana os dejo un enlace con un curioso artículo publicado por la profesora Benítez Benítez en su blog con el título que encabeza esta entrada de esta semana: "AUDERE EST FACERE".
25-01-2010
ALEJANDRO MAGNO Y DIÓGENES DE SÍNOPE

Diógenes de Sínope era un filósofo cínico que vivió del 412 a. C. al 323 a.C. Vivió como un vagabundo en las calles de Atenas, convirtiendo la pobreza extrema en una virtud. Se dice que vivía en una tinaja, en lugar de una casa, y que de día caminaba por las calles diciendo que “buscaba hombres” (honestos). Sus únicas pertenencias eran: un manto, un zurrón, un báculo y un cuenco (hasta que un día vio que un niño bebía el agua que recogía con sus manos y se desprendió de él). Ocasionalmente estuvo en Corinto donde continúo con la idea cínica de autosuficiencia: una vida natural e independiente a los lujos de la sociedad. Según él, la virtud es el soberano bien. La ciencia, los honores y las riquezas son falsos bienes que hay que despreciar. El principio de su filosofía consiste en denunciar por todas partes lo convencional y oponer a ello su naturaleza. El sabio debe tender a liberarse de sus deseos y reducir al máximo sus necesidades.
Se dice que una mañana, mientras Diógenes se hallaba absorto en sus pensamientos, Alejandro interesado en conocer al famoso filósofo, se le acercó y le preguntó si podía hacer algo por él. Diógenes le respondió: “Sí, tan solo que te apartes porque me tapas el sol.” Los cortesanos y acompañantes se burlaron del filósofo, diciéndole que estaba ante el rey. Diógenes no dijo nada, y los cortesanos seguían riendo. Alejandro cortó sus risas diciendo: “De no ser Alejandro, habría deseado ser Diógenes.” En otra ocasión, Alejandro encontró al filosofo mirando atentamente una pila de huesos humanos. Diógenes dijo: “Estoy buscando los huesos de tu padre pero no puedo distinguirlos de los de un esclavo”.
18-01-2010
LOCURAS DE CALÍGULA
El emperador Calígula, célebre por su crueldad, durante los días de grandes espectáculos en la arena, dejaba que los individuos de clases más bajas ocupasen los asientos reservados a los patricios. De esta forma al rato disfrutaba viendo las monumentales palizas que les arreaban los patricios para recuperar sus asientos. En estos espectáculos habría un gran toldo para cubrir al público a las horas de sol, y era normal que en los días más calurosos ordenase descorrer de pronto ese toldo con la prohibición de que nadie se moviese de su asiento.
Por lo demás fue un hábil gladiador, cantor y bailarín, y además condujo carros en el circo.
Su pasión por los individuos que le agradaban llegaba al frenesí; en pleno teatro besaba al cómico Mnester...Pero nada igualaba la pasión que sentía por su caballo "Incitatus".
Mando construirle una caballeriza de mármol, un pesebre de marfil, mantas de púrpura, collares de perlas. Le concedió una casa completa con esclavos, muebles y todo lo necesario...
Ya tenía listo Calígula, cuando fue asesinado, un decreto que nombraba cónsul a Incitatus.
11-01-2010
MUJERES ESPARTANAS

Las mujeres espartanas cuidaban de todos los quehaceres del hogar. Comían un poco de pan, torta de cebada, escasos manjares sazonados y el vino no lo probaban. Eran especialistas en hilar lino y en confeccionar los vestidos de todos los miembros de la familia. Pero sobre todo se distinguieron por sus actos de valor y patriotismo.
Una mujer, que había perdido a sus ocho hijos en combate, exclamaba con serenidad: "yo los había parido, noble Esparta, para que muriesen por tu honra."
Otra, cuyo hijo se quejaba continuamente de la espada espartana era demasiado corta, le contestó: "Acércate un poco más al enemigo, y te será suficiente de larga."
LOS ESPARTANOS ERAN LACÓNICOS, SOBRAN LAS PALABRAS


Laconia o Lacedemonia es el lugar donde en la antigua Grecia estaba situada la mítica ciudad de Esparta. Hoy, Laconia es una de las prefectura del país y la moderna ciudad de Esparta es su capital. 
Un año de escasez de cosecha se presentó ante los magistrados de Esparta un mensajero ateniense suplicando le concediesen algunas fanegas de grano. Era célebre el excesivo amor de los espartanos a la expresión lacónica, a las pocas palabras, y por contra el estilo recargado de los atenienses. Al terminar la larguísima exposición con la que pretendía conseguir el trigo, uno de los magistrado espartanos dijo al mensajero: "el final del discurso no lo hemos entendido; y el principio está ya tan lejos que no lo recordamos. No podemos hacer nada por ti, porque no sabemos lo que pides." Al día siguiente se presentó de nuevo el mensajero con la lección bien  aprendida. Iba seguido de unos esclavos con grandes sacos vacíos sobre los hombros. Los desplegaron en el suelo, los abrieron y simularon meter en ellos puñados de trigo. Entonces el mismo magistrado espartano exclamó: "sobran los gestos; nos era suficiente con que hubieran presentado los sacos vacíos...".

CASILLAS, EL CANCERBERO

Los aficionados al fútbol sabéis que el jugador que ocupa la portería se llama “portero”. Otros términos de raigambre sudamericana son los de “arquero” o “guardavallas”. No obstante hay otro vocablo que hunde su origen en la mitología “cancerbero”. Con esta palabra se hace referencia al perro mitológico de tres cabezas, cola de serpiente y lomo erizado de cabezas de víbora. Su misión era impedir la salida a los muertos y la entrada a los vivos a los infiernos. Su nombre era el Can Cerbero. ¡Cualquiera la hacía un gol…!

A partir de esta semana os escribiré anécdotas y curiosidades del mundo clásico, que buscan provocar el interés por el conocimiento de los griegos y romanos. La primera fuente que utilizo es el libro “Totum revolutum” del catedrático de latín D. Javier Gómez Molero que en la actualidad desarrolla su tarea docente en la Schola Europaea de Bruselas. Otros libros del autor que tenemos en el aula de clásicas: “los dioses no eran tan divinos” y “la sonrisa de los mitos” y el último que hemos adquirido “néctar, ambrosía y unas gotitas de humor”. Todos estos libros se acercan a los griegos y romanos con unas grandes dosis de humor.

DIONISIO DE SIRACUSA Y FILÓGENES
El tirano Dionisio se creía un gran poeta. A ello contribuía la adulación de la que era objeto por parte de su círculo más íntimo. Tan sólo el poeta Filógenes era sincero ante el tirano.
En una ocasión, al final de un banquete Filógenes escuchó los malos versos de Dionisio y no pudo ocultar una mueca de burla y de desprecio. El tirano se enfadó mucho por aquella actitud del poeta al que acusó de envidioso. Ordenó que Filógenes, como castigo, sufriera trabajos forzosos durante un año en las canteras del Etna.
Al poco tiempo, gracias a la intervención de los cortesanos, Filógenes fue perdonado.
Suponiendo el tirano, que tras el incidente, el poeta habría cambiado de actitud, volvió a leer en su presencia otra ripiosa composición. Los cortesanos aplaudieron entusiasmados. Consultado el silencioso Filógenes, sólo dijo: “¿Mi opinión? Que me lleven otra vez a las canteras”.
Extraído del libro “el viaje del joven Anacharsis a la Grecia de mediados del siglo IV” de Juan Jacobo Barthelemy (1852)


2 comentarios:

  1. Hola, Manuel José. Fuimos compañeros en Alcázar de S. Juan hace 'algunos años'; hasta estuve en tu boda, jejeje. Me encanta tu blog. De hecho, con tu permiso, estoy utilizando algunas cosillas para mis clases.
    Gracias por este artículo tan interesante.

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